Andrea Ortiz Parera
Andrea Ortiz Parera
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Andrea Ortiz Parera

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La redacción de contenidos y el fin del mundo

La redacción de contenidos y el fin del mundo

¿Sabes qué tienen en común el año 741 a. C., el año 90 d. C., el 6 de abril de 793, el 1 de febrero de 1524, el 16 de enero de 1934 y el 23 de septiembre de 2017? Pues que todas y cada una de ellas corresponden a la fecha de caducidad del mundo

 

El fin del mundo ha sido pronosticado en más de 100 ocasiones por toda una serie de agoreros que se equivocaron, como es obvio porque aquí seguimos; y que, por el motivo que fuese, decidieron que habían tenido una visión, o habían descubierto un enigma, o alguien o algo les había susurrado al oído, o habían conseguido desentrañar una antigua profecía en la que se anunciaba el fin del mundo, y su misión era la de asustar al resto de la humanidad con sus nada optimistas e inevitables presagios.

No huyas, que no va de COVID

Ahora es cuando estás deseando dejar de leer, ya que crees que esto va a tratar del tema de siempre en los últimos dos años, el coronavirus. Quieta esa manita, no le des a la cruz aún, que esto no va de COVID-19 en ninguna de sus griegas variantes (si es que seguimos en ese alfabeto, estoy algo desconectada y tal vez ya se acabaron las letras…). Aunque ciertamente, uno de los fines de todos los tiempos a los que la humanidad sobrevivió fué el de 1346 a 1351, cuando la peste negra asoló Europa, de lo que os quiero hablar hoy es de agoreros.

El fin de… 2021

De agoreros, finales y por supuesto, principios. Estamos a punto de cambiar de año, y como siempre toca hacer repaso de los acontecimientos, objetivos logrados, cuáles se quedaron por el camino, y también cuáles se han modificado. Incluso es necesario hacer hueco a objetivos e ilusiones nuevas. El cambio es necesario. La manida frase de ‘no cambies nunca’ siempre me pareció un error. El cambio es lo que nos mantiene con vida, lo que nos permite adaptarnos, moldearnos, mejorarnos. Si lo necesitas, revisa tu lista de propósitos del año pasado, tacha, borra, añade, rectifica… Si no sabes bien cómo, vuelve a leer mi post sobre cómo hacer una lista de propósitos de año nuevo.

A por los ‘agorers’

 

¡Platón, te elijo a ti!

Y dicho esto, a por los agoreros, que ya les tengo ganas. Y al primero que hay que darle es a Platón. Sí, me he venido arriba, pero deja que me explique. Este no pretende ser un debate filosófico, ya que al fin y al cabo este es un post en un blog y para debatir siempre son mejores los foros. Entonces te estarás preguntando ¿por qué hay que darle duro a Platón? Pues porque él fue uno de los primeros agoreros que criticó con dureza uno de los mayores avances de la historia de la humanidad: la escritura.

 

Platón en sus Diálogos, que por cierto dejó escritos, deja clara la animadversión que siente por la escritura. Como ya he comentado, no es mi intención entrar en el debate de cuáles podrían haber sido sus motivos, y creeme tú que estás al otro lado leyendo esto, que he leído sesudos estudios muy interesantes sobre el tema antes de arrancarme a escribir estas líneas, y te animo a que si te interesa investigues el tema. Pero lo cierto es que fueran cuales fueren los motivos de Platón para estar en contra de la escritura, esta ha sido esencial para el desarrollo colectivo de la humanidad y el avance de la ciencia. 

 

De hecho, si algo debemos lamentar es la enorme sabiduría que se ha perdido con cada manuscrito del que nunca llegó ninguna copia hasta nuestros días, y que podría ayudar a desentrañar y dar explicación a innumerables misterios e interrogantes sobre el pasado. Así que, sintiéndolo mucho, y con todo el aprecio que puedo tener a muchos de los aportes de Platón a la filosofía, debo decir que como agorero se merecía un tirón de orejas. Él, al igual que muchos de los agoreros que a lo largo de los siglos se dedicaron a predecir el fin del mundo, veía en la escritura el ocaso de la inteligencia humana, y con ella la civilización, que nunca llegó, sino más bien al contrario, ya que gracias a la escritura se han podido preservar, enriquecer, compartir y elaborar aportaciones que la inteligencia humana es capaz de desarrolar y aplicar de forma más eficaz.

El agorero que vino de ‘La France’

La imprenta tampoco se libró de tener agoreros que auguraron un gran cataclismo con su llegada. Lo de democratizar la sabiduría y posibilitar la alfabetización de la plebe es algo que no todo el mundo veía con buenos ojos, y hay que ponerse en la tesitura de la época para comprender las razones esgrimidas, lo cual no implica estar de acuerdo con ellas ni por un segundo.

 

"Jamás se han visto tales desmanes entre los estudiantes y todo ello es debido a los malditos inventos modernos que echan todo a perder (...) sobre todo la imprenta, esa peste llegada de Alemania. Ya no se hacen libros ni manuscritos, la imprenta hunde a la librería. Esto es el fin del mundo", ponía en boca de uno de sus personajes Víctor Hugo en "Nuestra Señora de París" (1831).

Internet y la eclosión del ‘agorerismo’

Sobre cómo los agoreros lo han gozado y lo siguen gozando con la llegada de internet es algo que ha dado no para uno, sino para varios libros… y webs, y blogs, y tesis, y foros, y seminarios… Internet tenía que hundir la industria de la música. Internet, la tumba del periodismo. Internet, el destructor de relaciones. Internet, el fin del mundo…

 

Y por supuesto así ha sido. Así está siendo. Es el fin de un mundo, de una forma de entender, hacer y vivir las cosas. Pero también es el comienzo de otro nuevo. Mejor o peor, eso es algo que, como protagonistas del momento, nos cuesta dilucidar con objetividad. Ya se sabe que cada uno cuenta de la feria por cómo le ha ido en ella. Lo que está claro es que las futuras generaciones tendrán una multitud de agoreros entre los que escoger cuando deban poner ejemplos de quienes nos ‘avisaron’ de que el fin del mundo sería virtual.

Diferencia entre agoreros y ‘hater’

Debo hacer un parón aquí para diferenciar entre agoreros y ‘haters’, ya que no quisiera que en ningún momento se pudiesen confundir a unos con otros. No me perdonaría que pudieses pensar ni por un segundo que pongo al mismo nivel a Platón que al cuñado Paco que escupe bilis en Twitter sobre cualquier tema a cualquier hora del día solo porque se aburre. 

 

Los agoreros, con mejor o peor fortuna, con más o menos ciencia detrás, están firmemente convencidos de aquello que dicen, y en su voluntad no existe la de hacer el mal por el mal. Muy al contrario, seguramente su intención es la de prevenir, aunque cuando se trata del fin del mundo no se sabe muy bien qué se pretende prevenir. Tal vez ofrecer la oportunidad de dejar zanjados ciertos asuntos, de hacer aquello que nunca te atreviste a hacer, de decir el ‘te quiero’ que nunca pronunciaste. Sea lo que fuese, los agoreros son solo eso, agoreros. Y su motivación dista de hacer daño o causar perjuicio. 

 

Además, los agoreros, suelen tener un discurso bien elaborado y trabajado. Al menos aquellos que trascienden, ya que tan solo de esa forma son capaces de convencer a otras personas, y seguramente de convencerse, de que sus motivos y de que lo que dicen es legítimo y cierto.

 

Vayamos a los haters. Es fácil, los haters son simples, disparan a todo lo que se mueve. Su motivación es sacar el veneno que llevan dentro. La temática es indiferente. Cualquier tema es válido siempre que esté candente y les permita atizar cuanto más fuerte mejor. A veces se organizan en pandillas, como los abusones en los colegios, a veces escogen una o varias ‘víctimas’ o causas concretas y se especializan, pero en realidad podrían haber escogido cualquier otra, porque lo único que les mueve es escupir veneno y si por lo que fuese su víctima desapareciera, encontrarían con facilidad a otra para sustituirla. Además, hay varios tipos de haters: ocasionales, profesionales, trolls… Y no vale la pena hablar más de ellos.

Agoreros y la redacción de contenidos

Supongo que nadie se sorprenderá si digo que los agoreros también llevan tiempo haciendo sus escarceos puntuales entre quienes nos dedicamos al mundo de la creatividad digital, la redacción de contenidos y el copy. 


Esa IA me mira mal…

Más o menos cada dos meses aparece uno de ellos en alguno de los grupos de copy que frecuento anunciando la inminente desaparición de nuestro trabajo, del que irremediablemente nos veremos reemplazados por IAs (Inteligencias Artificiales). Para dar sustento a tales afirmaciones, suelen acompañarlas de links a noticias o a páginas en las que se habla de nuevas herramientas en las que se asegura que una inteligencia artificial te puede escribir un texto como si lo hubiese escrito una persona. Claro, no especifican el nivel léxico-sintáctico de esa persona. Mucho menos el conocimiento del tema. Ni la investigación previa que se realiza, las conexiones entre ideas, el manejo de cierta jerga, palabras en desuso… En una palabra: NO.

Mi reino por una IA (que de verdad sepa escribir)

Cada vez que alguien ha venido a anunciar una de estas IAs he salido corriendo a verla, y no por miedo a que mi trabajo corra peligro, sino con la intención de aligerarlo. Y cada vez me he llevado una gran decepción. De momento ninguna de estas herramientas es capaz de redactar con la solvencia y corrección de una persona formada. No voy a decir que muchas de ellas no puedan crear textos aceptables que puedan parecer escritos por personas, pero en ningún caso pasarían por textos profesionales, y desde luego, dudo que alguien que desee contenidos de calidad quiera algo así en su página web, revista digital o app. Aunque reconozco su utilidad para otros menesteres en los que la calidad del texto es indiferente. Al fin y al cabo, si la única que va a leer el texto ejecutado por una IA es otra IA no va a notar que lo ha escrito una IA, y aquí puede que me entiendan tan solo los profesionales del SEO, pero no deseo extenderme más.

Skynet aún no ha aprendido a hablar

El problema de los textos escritos por una IA es que, ahora mismo, aún contienen bastantes fallos. Las IA no conocen de dobles intenciones en el habla, no saben que las palabras sinónimas no siempre son sinónimas, sino que hay matices. Pero aún cuando llegue el día en que una IA logre la perfección a nivel léxico, gramatical y sintáctico, será precisamente esa perfección la que hará que sus textos sigan sin ser atrayentes, porque no tendrán alma.

 

En este punto es cuando los agoreros del copy y la redacción de contenidos echan espuma por la boca. Afirman que en el momento que una IA pueda crear textos perfectos y en mucho menos tiempo que una persona, seremos prescindibles Yo afirmo que no, porque nadie quiere textos perfectos, lo que quiere la gente son textos que emocionen, que toquen el alma, que muevan a hacer algo, que motiven. Como la música, como la pintura… Por supuesto que existen IAs que pueden tocar partituras a la perfección, incluso mejor que un gran concertista, pero ¿Alguien pagaría para ir a ver a esas IAs en concierto? ¿Alguien quiere un cuadro pintado perfectamente del que se pueden pintar 10000 copias más igual de perfectas porque hay una inteligencia artificial detrás?

Perfección vs. Excelencia

En realidad lo que nos atrae no es la perfección, sino la excelencia. El ser humano es capaz de apreciar el trabajo y la excepcionalidad que hay en la excelencia de algo realizado por otro ser humano, porque de una manera u otra, se ve reflejado en él. Ese libro que emociona, esa música que hace soñar, esa película que conmueve… nos recuerdan que nosotros también formamos parte de algo, que aunque no sepamos escribir, tal vez nuestra excelencia esté en cantar una bonita canción, elaborar una sabrosa receta, dar forma a un jarrón… Y siempre habrá pequeños, o no tan pequeños, fallos. Ninguna de esas cosas será perfecta, por mucho que se acerque a la excelencia. Pero siempre preferiremos la excelencia imperfecta humana a la perfección de una IA. Porque somos humanos.

El fin del mundo

Evolucionar, cambiar y mejorar es algo imprescindible. Deberemos hacerlo ante los nuevos escenarios que se presentan. Me parece imprescindible escuchar a los agoreros, ellos saben en qué puntos se encuentran los cambios, pero en ningún caso hay que dejarse llevar por ellos. Analizar lo inevitable que viene y estudiar las mejores estrategias de adaptación para convivir con ello y, siempre que se pueda, aprovecharlo en nuestro favor, es una tarea que no solo debemos tomar quienes nos dedicamos a la redacción de contenidos y el copy creativo. Y tú ¿estás preparado para el fin del mundo?

 

 

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