Andrea Ortiz Parera
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Andrea Ortiz Parera

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‘Fade out’, puntos suspensivos y finales abiertos

‘Fade out’, puntos suspensivos y finales abiertos

Lo que se deja por escrito raras veces coincide con lo que la gente entiende al leerlo, e incluso a veces ni siquiera coincide con el propio pensamiento de la persona que, en su momento, escribió las líneas que otros en otro momento y lugar, leen.

 

El ‘fade out’ principio y fin de mi bloqueo creativo

Eso es algo a lo que llevo tiempo, mucho tiempo, dándole vueltas, y que precisamente, por ser la afirmación que es, me aterroriza escribir sobre ello. De ahí mi sequía en los últimos meses. Sin embargo, no me queda tiempo para ser cobarde, ya que hay que seguir avanzando. 

 

Para que quede claro, todo esto comenzó escuchando canciones de los 80’ y sus inevitables y odiosos ‘fade outs’. De ahí mi mente voló hacia la escritura y los puntos suspensivos, el ‘fade out’ de las letras, y de los que yo me acuso de abusar, aunque de momento no parece que vaya a ponerle remedio… O tal vez sí, tras esta entrada a mi blog.

Obras, jueces y jurados ¿Quién tira la primera piedra?

El trabajo de los artistas, artesanos o de quienes simplemente crean algo que es de exposición pública, y por tanto, susceptible de ser juzgado, y además, a menudo de perdurar mucho más que ellos mismos, puede leerse de forma diferente dependiendo de las circunstancias, época histórica y condición misma de quienes deban apreciar esa obra. Es algo que podemos comprobar cada día, a veces rozando, desde mi punto de vista, y cada vez más, los límites del absurdo.

 

No es este un escrito para entrar a debatir bajo qué circunstancias debe o no juzgarse un texto, un cuadro, una ópera o una canción. Mucho menos quiero entrar en el debate de si debe juzgar al artista por su obra, o tan solo a la obra en sí. Aunque me gustaría en este punto reflexionar sobre un hecho. 

De Unamuno a Karate Kid

Leyendo ‘El porvenir de España’ de Don Miguel de Unamuno, me hicieron pensar y me parecieron muy acertadas sus ‘Aclaraciones previas’ en las que decía:

 

Como han pasado cerca de catorce años desde que estas cartas abiertas se publicaron y en estos años he cambiado no poco en mi manera de ver y apreciar nuestras cosas yo, por mi parte, habría condenado a no ser jamás reeditada la parte que en este volumen me corresponde, y si he accedido a ello, es sólo para que así resulte más claro y más justificado lo de Ganivet que a lo mío se refiere como lo mío a lo suyo. Quiero, pues, hacer constar que sólo como antecedente o más bien concomitante de una obra de Ganivet dejo que se publique mi parte.

 

Ni es cosa tampoco, me parece, de que me ponga ahora aquí a señalar aquellos puntos en que ratificaría y aquellos otros en que rectificaría o refutaría hoy mis opiniones de entonces. La conducta de todo hombre que de veras vive y no es esclavo de una embrutecedora y tiránica consecuencia, es una continuación, ratificación y rectificación de su pasado .Y en un escritor basta seguirle. Además, no tengo ahora a la vista el material de este volumen y ni recuerdo tampoco lo que escribí entonces.

 

Me ha parecido interesante reproducirlas íntegramente ya que el derecho a evolucionar, a cambiar de forma de pensar, a tener una nueva óptica de las propias opiniones y de la propia obra es algo que hay que reivindicar, ya que se niega de forma sistemática.

 

A pesar de ello, cuando escribimos nos esmeramos en tratar de dejar claro lo que queremos decir, para no dar lugar a otras interpretaciones, aunque sean las de nuestro ‘yo’ futuro. Escribir de forma clara con una exposición de ideas que no den lugar a interpretaciones que no son las que deseamos debería ser la aspiración de quienes trabajamos escribiendo, ya sea haciendo redacción creativa, creación de contenidos, copys para redes sociales, redacción SEO, notas de prensa, storytelling… La importancia de tratar de no dejar nada al azar o a la imaginación que otras personas puedan usar en contra nuestra o de la marca para la que trabajamos de forma torticera es esencial.

 

Porque incluso cuando crees que has dejado algo claramente explicado y sin lugar a dudas, siempre puede aparecer alguien que le dé la vuelta a todo aquello que quisiste decir. Y sino, que se lo digan a los creadores de la película ‘Karate Kid’ en los 80’. Es algo que debes tener muy en cuenta: cuentes la historia que cuentes, siempre puede aparecer un Barney Stinson para cambiarle el enfoque.

 

Porque sí, nos guste o no, todas las historias, todas las canciones, todos los discursos, todas las películas… pueden tener no dos, sino varias interpretaciones. Además se debe asumir que dichas interpretaciones se van a dar sí o sí. Si no es en el mismo momento de publicación de la obra, más adelante. Así que es algo a lo que debemos resignarnos, pero no por ello hay que ponérselo fácil.

Bailar ese ‘fade out’

Y sí, todo esto parte de las canciones de los 80’ y los, para mi terroríficos, ‘fade outs’ con los que a menudo solían finalizar. Antes de seguir, y por si alguien no tiene muy claro qué es un ‘fade out’ te lo cuento. Se traduciría más o menos como ‘desaparecer’ o ‘desvanecerse’ y consiste en la técnica en la que un sonido se va desvaneciendo gradualmente al final de una canción, como si se fuese alejando, sin dar un final claro o contundente a la pieza. 

 

Obviamente como bailarina el ‘fade out’ es algo que me parece lo peor que te puede pasar cuando das con una canción que de verdad quieres bailar. Nadie quiere ver a una bailarina ‘desvaneciéndose’ lentamente tras las cortinas. Y mucho menos cuando hablamos de danza oriental, que exige finales épicos, llenos de fuerza y explosivos. Un ‘fade out’ es como acabar un texto con puntos suspensivos…

Los finales abiertos: La pelota de pensar está en tú tejado

También es comparable a los finales abiertos de algunas películas y series. Es posible que la explicación de muchos sea que los dejan abiertos para que los espectadores piensen, a mi suele darme la sensación de que a menudo quienes no han sido capaces de pensar han sido ellos, pero no es más que una apreciación personal y llevaba ya mucho texto sin decir algo realmente polémico. Podéis escribirme para debatir este punto, tirarme ‘hate’ o darme la razón. Si somos suficientes los que pensamos esto podemos hacer camisetas.

‘Te lo dijo El Chombo’

Pero no quiero desviarme. aunque no puedo evitar pensar que a menudo los finales abiertos, al igual que las canciones terminadas en ‘fade out’, obedecen a cierto bloqueo creativo ante obras que muchas veces son realmente potentes, debo reconocer que la existencia del ‘fade out’ tiene una razón de ser, y la explicación que da El Chombo al respecto me parece muy interesante. Escucharla me hizo ser más comprensiva y entender los motivos y las circunstancias en que se comenzó a utilizar esta técnica. Os dejo aquí el vídeo de El Chombo, vale la pena.

 

¿Te imaginas a los músicos de una banda tratando de tocar bajito los instrumentos en sus conciertos para que las canciones terminen como en el disco? Es pensar en esa escena y me entra la risa de lo ridícula que me parece. Pero esas canciones se tocaban en conciertos, se tocan, y tienen un final. Y tal vez ni siquiera es el final que el autor pensó en su momento, ya que en su momento se daba prioridad a otra cosa.

Lo que no cuentas, otros se lo inventan

Cada vez que no ofrecemos una información, cada vez que dejamos algo ‘abierto’, estamos dejando sitio para que otras personas rellenen esos huecos con sus propias ideas y pensamientos. Por supuesto la magia de escribir textos evocadores consiste en guiar a la gente hacia aquello que deseamos que piensen, porque en eso consiste la persuasión, que es la que guía la mano de quienes nos dedicamos a esto de escribir, ya sea para marcas, personas o ideas. Pero siempre habrá un Barney Stinson, recuérdalo.

 

Hasta hace poco esos ‘fade out’, esos puntos suspensivos, esos finales abiertos, eran rellenados por el cerebro de cada quién del mejor modo que podía, sabía o quería. Los finales alternativos son algo habitual en el mundo del fandom, y no me extrañaría que algún músico excelente decidiera poner fin a todas esas canciones injustamente inacabadas, al menos como propuesta. Y como propuesta, la inteligencia artificial, y en especial Google, ha decidido que ya no es preciso que pienses, que ya lo hace ella por ti.

‘Autocompletar’, el pensar se va a acabar

¿Te has parado a pensar en lo perverso de la función autocompletar? Con esa función Google te guía no solo a lo que le interesa como compañía, sino a lo que se supone que debes buscar, teniendo en cuenta el perfil que ha hecho con tus datos, que has ido esparciendo alegremente por aquí y por allá. De ese modo, sin darte cuenta, poco a poco te vas encasillando y quedando cada vez más pequeño, moviéndote en pequeños círculos dentro de un océano inmenso de información a la que seguramente jamás accederás. Porque Google ha rellenado esos puntos suspensivos, ese ‘fade out’, te ha dado un final para que no tengas que pensar (ni tú ni el autor, insisto).

 

Estamos cediendo libertad de pensamiento a cambio de comodidad, y eso es algo que quienes conocen a fondo las tripas de internet utilizan en su favor. Frecuento un grupo de Copywriters entre los cuales a menudo salta la alarma sobre cómo las IA van a sustituir a quienes ejercen esta profesión en el futuro. He tenido la oportunidad de probar varias de estas herramientas que se supone que en breve nos dejarán a muchos sin trabajo, y debo decir que de momento mi miedo es más por el bajo nivel de exigencia en cuanto a textos que existe en el mercado, que por la capacidad de estas IA de ofrecer algo realmente bueno, original, con chispa y que de verdad merezca la pena de ser leído. 

Humano vs. IA

En nuestra mano está ofrecer obras trabajadas, obras hechas a conciencia, cuidando el detalle y buscando que sean comprendidas, teniendo claro que en cualquier momento podrán ser, o más bien serán reinterpretadas, y no siempre con buenas intenciones. Incluso puede que llegue el día en que ni siquiera nosotros nos reconozcamos en ellas. Pero serán obras que habrán valido la pena, y seguirán teniendo una utilidad, ya sea como muestra de una época, como obras atemporales o como algo visionario adelantado a su época. Eso nunca se sabe…

 

Llamamiento especial 

Quería terminar este alegato en contra de la vagancia mental, el autocompletar, la vagancia mental, la imprecisión, los puntos suspensivos y los finales abiertos con puntos suspensivos, pero necesitaba hacer un llamamiento más contundente a esos músicos que se ven capaces de dar un final como es debido a las canciones. Tengo una lista con las que creo que es imprescindible deshacerse de una vez de ese ‘fade out’, si queréis colaborar, poneos en contacto conmigo. Gracias.